(WASHINGTON) Un funcionario de presupuesto de la Casa Blanca declaraba el sábado a puertas cerradas ante los investigadores legislativos que determinarán si existen méritos para someter al presidente Donald Trump a un juicio político.
El declarante es Mark Sandy, el primer funcionario de la Oficina de Administración y Presupuesto que desacata la orden de Trump de no cooperar con la investigación. Al igual que otros testigos, se preveía que Sandy haya recibido una orden de comparecencia del Congreso.
Los investigadores están estudiando la decisión del gobierno de retener la ayuda militar a Ucrania. Trump había pedido al nuevo presidente de Ucrania que investigara a su rival político Joe Biden y otros demócratas y esta solicitud de retención de ayuda, aparentemente com media de presión, forma el meollo de la investigación. Trump niega haber cometido falta alguna.
Para la semana entrante están previstas nuevas audiencias en la cámara baja.
El viernes, la exembajadora de Estados Unidos ante Ucrania Marie Yovanovitch dijo a los investigadores que se sintió amenazada al enterarse de que Trump le prometió a su homólogo ucraniano que ella “iba a pasar por algunas cosas”.
Sin deseos de quedarse callado, Trump atrajo aún más atención a la audiencia en la Cámara de Representantes al hacer declaraciones durante la comparecencia de Yovanovitch. Tuiteó nuevas críticas contra la diplomática de carrera, y afirmó que en todos los lugares en los que ella trabajó, las cosas habían “salido mal”, un comentario que rápidamente apareció en una pantalla de video en la sala.
En lugar de robar atención al testimonio de Yovanovitch, la interferencia de Trump podría proporcionar más evidencia contra él en la investigación. El representante demócrata Adam Schiff, presidente de la Comisión de Inteligencia de la cámara baja, dijo que los ataques de Trump forman “parte de un patrón para obstruir la justicia” y podrían ser añadidos a las causas para el juicio político.
Cuando se le preguntó acerca de los posibles efectos de tales críticas en los funcionarios y testigos de Estados Unidos, la exdiplomática respondió: “Bueno, es muy intimidante”.
Relató que al leer lo que el presidente había dicho sobre ella, se puso pálida, según le dijo un amigo. Estaba “impactada, horrorizada, devastada” ante lo que estaba pasando tras 30 años de carrera en el Servicio Exterior de Estados Unidos.
Cuando se le preguntó más tarde, Trump declaró: “Tengo derecho a hablar. Tengo libertad de expresión”.
Pero no todos los republicanos consideraron que haya sido una acción sensata. La representante Liz Cheney dijo que los tuits de Trump mientras la embajadora daba su testimonio eran un error.
“No creo que el presidente haya debido hacer eso”, afirmó.
Yovanovitch rindió testimonio en el segundo día de audiencias del proceso para juicio político contra Trump, apenas la cuarta vez en la historia de Estados Unidos que la Cámara de Representantes ha iniciado dichos procedimientos. La investigación se centra en si la presión de Trump para que los funcionarios ucranianos investigaran a sus adversarios políticos equivalió a abuso de poder, una acusación que el mandatario y los republicanos refutan enérgicamente.
Habrá más audiencias la próxima semana, con interrogatorios de los legisladores a nuevos testigos a puertas cerradas.
Yovanovitch, quien trabajó durante décadas como diplomática para presidentes republicanos y demócratas y a quien Ronald Reagan nombró por primera vez, fue despedida hace unos meses mientras se desempeñaba como embajadora en Kiev, lo que generó intensas críticas de aliados de Trump.
Durante su largo testimonio, afirmó haberse sentido “lisiada”, retirada de Kiev por Trump en eventos que se desarrollaron rápidamente y que generaron alarmas sobre la existencia de una política exterior subrepticia en la Casa Blanca.
Describió una “campaña de desprestigio” en su contra por parte del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, y de otros, incluido el hijo del presidente, Donald Trump Jr., antes de su despido.
La carrera de Yovanovitch, hija de inmigrantes que huyeron de la antigua Unión Soviética y la Alemania nazi, incluyó tres periodos como embajadora en algunos de los lugares más duros del mundo, antes de llegar a Ucrania en 2016. Fue destituida en mayo pasado.
Yovanovitch describió en particular que Giuliani encabezaba lo que William Taylor _ahora el máximo diplomático estadounidense en Ucrania, que dio su testimonio previamente en la investigación_ llamó un “canal irregular” externo a los canales diplomáticos normales en las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania.
En una sesión a puerta cerrada realizada más tarde el viernes, el panel escuchó a David Holmes, un asesor político en Kiev, que oyó a Trump preguntar acerca de las investigaciones el día posterior a la conversación del presidente el 25 de julio con el mandatario ucraniano Volodymyr Zelenskiy. Holmes estaba cenando con Gordon Sondland, el embajador estadounidense ante la Unión Europea, cuando Sondland le llamó a Trump. Aparentemente la conversación fue suficientemente sonora, lo que permitió que Holmes la escuchara.
En la llamada telefónica de Trump con Zelenskiy, el presidente estadounidense le pidió un “favor”, según una versión proporcionada por la Casa Blanca. Quería que se investigará a los demócratas y al exvicepresidente Joe Biden, un posible adversario en las elecciones generales de 2020. Más tarde se reveló que el gobierno estaba reteniendo la ayuda militar para Ucrania en ese momento.
El principal republicano en el panel, el representante Devin Nunes, dijo que las audiencias eran un “espectáculo televisivo de todo el día”.
Los republicanos se quejaron de que la embajadora, al igual que otros testigos, sólo pueden ofrecer testimonios de oídas sobre las acciones de Trump. Hacen notar que Yovanovitch dejó de ocupar su cargo antes de la llamada telefónica de julio.
Via: AP Noticias