Chile: queman dos iglesias en Santiago, en protestas

Miles de Chilenos protestan para conmemorar el primer aniversario de la ola de protestas, las más graves desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet. Acompañados de saqueos, incendios y ataques contra algunas comisarías, todo esto ocurre a una semana del histórico referéndum en el que 14 millones y medios de chilenos decidirán si quieren una nueva Constitución o no.

Las dos iglesias quemadas se encuentran en los alrededores de la Plaza Italia, epicentro del llamado estallido social, La Iglesia de la Asunción y la de San Francisco de Borja han sido incendiadas por enmascarados.

La cúpula de la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital chilena, se precipitó al suelo en llamas, una de las más antiguas de la capital con más de un siglo y medio de construcción. También ha ardido la Iglesia de San Francisco de Borja, usada regularmente por los Carabineros para sus ceremonias institucionales. Su interior ha sido saqueado y algunas de sus imágenes religiosas, quemadas en la calle.

La iglesia católica expreso su descontento por los hechos vandálicos «Basta de violencia. No justifiquemos lo injustificable», dice el arzobispo de Santiago en Chile, apoyado por mucha gente que mostró su indignación y tristeza.

Además el Arzobispo de Santiago de Chile, Monseñor Celestino Aós, llamó a la población a realizar actos de reparación. Ayer 18 de octubre grupos de manifestantes encapuchados ingresaron violentamente a la iglesia San Francisco de Borja, dedicada al servicio religioso de los Carabineros; y a la iglesia de la Asunción, El devastador incendio en la iglesia de la Asunción provocó el derrumbe de la torre, lo que fue celebrado por los manifestantes. Asimismo, en su cuenta de Instagram, una de las manifestantes posa dentro de esta iglesia.

“La violencia es mala, y quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia”, expresó Mons. Aós en un comunicado publicado ayer domingo, en el que recordó los ataques de hace un año contra varios templos y cuya reconstrucción ha costado y “exigido a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa”.