Las fuerzas de seguridad de Myanmar intensificaron drásticamente su represión contra los protestantes contra el golpe de estado del mes pasado, matando al menos a 33 manifestantes el miércoles en varias ciudades, según las cuentas en las redes sociales y los informes de noticias locales compilados por un analista de datos de la AP.
Los manifestantes han inundado regularmente las calles de las ciudades de todo el país desde que los militares tomaron el poder y derrocaron al gobierno electo de la líder Aung San Suu Kyi. Su número se ha mantenido elevado incluso cuando las fuerzas de seguridad han disparado repetidamente gases lacrimógenos, balas de goma y municiones reales para dispersar a la multitud, y han arrestado a los manifestantes en masa.
Desafortunadamente, el enfrentamiento cada vez más intenso es familiar en el país con una larga historia de resistencia pacífica al gobierno militar y represiones brutales. El golpe revirtió años de lento progreso hacia la democracia en la nación del sudeste asiático después de cinco décadas de gobierno militar.
Según informo la Associated Press (AP) en su portal web no pudo confirmar de forma independiente la mayoría de las muertes reportadas, pero varias cuadran con publicaciones en línea. El analista de datos, que se encuentra en Yangon, la ciudad más grande del país, dijo que recopiló la información para honrar a quienes fueron asesinados por su heroica resistencia.
Como parte de la represión, las fuerzas de seguridad también arrestaron a cientos de personas en protestas, incluidos periodistas. La escalada de la represión ha llevado a un aumento de los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis política de Myanmar, pero parece haber pocas opciones viables. Todavía no está claro si el elevado número de muertos del miércoles podría cambiar la dinámica.
Por otra parte muchos esperan que el Consejo de Seguridad de la ONU celebre una reunión a puerta cerrada y analicen la situación.
