Por: DW
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, le bajó el perfil al inminente restablecimiento de las sanciones de la ONU contra su país a finales de septiembre y afirmó que Teherán «nunca se rendirá ante las demandas excesivas”.
«Los malévolos de esta tierra no podrán cerrarnos el camino. Nunca nos hemos rendido ni nos rendiremos ante las demandas excesivas”, aseguró Pezeshkian durante una ceremonia en Teherán en honor a los medallistas iraníes de la Olimpiada Internacional de Ciencias, según informó la agencia IRNA.
Las declaraciones de Pezeshkian llegaron un día después que el Consejo de Seguridad de la ONU rechazara un proyecto de resolución para el levantamiento permanente de las sanciones impuestas a Irán antes del acuerdo nuclear de 2015.
La votación, en la que 9 países se opusieron, 4 votaron a favor y 2 se abstuvieron, abre el camino al restablecimiento automático de las sanciones, después de que Reino Unido, Francia y Alemania -conocidos como el E3- activaran el 28 de agosto el mecanismo de restablecimiento automático de las medidas punitivas contra Teherán, acusándolo de incumplir de forma «clara y deliberada” sus compromisos nucleares.
De no alcanzarse un entendimiento diplomático en los próximos días, las sanciones de la ONU volverán a aplicarse tras casi una década de suspensión.
Condiciones europeas
Los europeos habían ofrecido previamente a Teherán extender el plazo si reanudaba la cooperación con la agencia nuclear de la ONU -suspendida tras la guerra de doce días con Israel en junio-, informaba sobre el paradero de 400 kilos de uranio enriquecido al 60 % y volvía a la mesa de negociación con Estados Unidos.
Irán llegó la semana pasada a un acuerdo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para reiniciar su cooperación, pero ese pacto no ha satisfecho las peticiones europeas.
Aunque la moción para mantener el levantamiento de sanciones no fue aprobada, aún queda tiempo hasta finales de la próxima semana para lograr una resolución que detenga el proceso.
Pezeshkian tiene previsto viajar a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU, donde intentará convencer a las potencias occidentales de frenar la vuelta de las sanciones o, al menos, aplazarla para ganar tiempo en la negociación nuclear