Después que el gobierno, del presidente en disputa Nicolás Maduro flexibilizó los controles al comercio,los venezolanos tuvieron por primera vez su propia versión de «Black Friday». Esta Inició el viernes y se extenderá todo el fin de semana en algunos comercios.
Este año en el que Venezuela enfrenta sanciones financieras de Estados Unidos, ha dejado a los comerciantes operar con menos limitaciones.
“Mi hermana lo vio en las redes sociales y dijo: Mira hay un 70% de descuento en el Sambil, y nos venimos corriendo”, dijo Elizabeth Díaz, una trabajadora bancaria de 42 años, que reside en las ciudad de Los Teques a 35 kilómetros del centro comercial Sambil de Caracas, donde esperaba en una fila frente a una juguetería para comprar regalos para sus tres nietos.
“Tiene que haber rebajas porque como están los precios uno no puede comprar”, agregó Díaz acompañada de su hija.
Los centros comerciales y las tiendas en las principales ciudades del país anunciaron descuentos de hasta 80% en productos desde zapatos hasta equipos electrónicos, con la esperanza de que el flujo de compradores pueda compensar la disminución de ventas causada por seis años de contracción económica.
En enero, el gobierno empezó a ofrecer más libertad a los empresarios al flexibilizar controles cambiarios y de precios tras casi dos décadas de regulaciones. La medida ha llevado a una mayor circulación de divisas en la economía, los venezolanos buscan dólares, porque la moneda local, el bolívar, se deprecia rápidamente por los alta inflación.
Pero los cambios aún no han reanimado la economía. La inflación acumulada a septiembre fue 4.680% y la actividad comercial cayó 39,2% en el primer trimestre del año, respecto al mismo período del 2018, según los datos más recientes del Banco Central. La crisis ha provocado la migración de más de 4 millones de venezolanos.
Los controles causaron fallas de abastecimiento en los supermercados y llevaron a los venezolanos a realizar largas filas para adquirir los productos básicos, pero con la relajación las tiendas están mejor surtidas, aunque con artículos cuyos precios no están al alcance de quienes ganan el salario mínimo, equivalente a unos 10 dólares mensuales.
“La demanda ha bajado 50% en lo que va de año, así que decidimos hacer el Black Friday para que la gente se anime y subir un poco las ventas”, dijo Rosmary Mogollón, de 42 años, que trabaja en una zapatería en Maracaibo, la segunda ciudad más grande de Venezuela, afectada por los frecuentes apagones y escasez de gasolina.