Intensa represión a protestas antigubernamentales en Líbano

Las fuerzas de seguridad libanesas utilizaron gases lacrimógenos, balas de hule y cañones de agua el domingo para dispersar a cientos de manifestantes por segundo día seguido, poniendo fin a lo que en principio era una manifestación pacífica en desafío a la peor represión a las protestas antigubernamentales en dos meses.

La violencia ocurrió la víspera de una reunión entre el presidente y bancadas del Parlamento en la que se espera que el ex primer ministro Saad Hariri sea nombrado de nuevo al puesto.

Hariri renunció el 29 de octubre mientras el país era sacudido por manifestaciones en todo el territorio, en las cuales se acusaba a la élite política de corrupción y mala gestión en la peor crisis económica en Líbano en décadas. Los manifestantes dicen que no aceptarán que Hariri vuelva a ser premier, y exigen a un jefe de gobierno independiente que no esté afiliado a los partidos existentes.

“Saad, Saad, Saad, ya ni lo sueñes”, coreaban los manifestantes.

Tras semanas de discusiones, los partidos políticos no lograron presentar nombres independientes, y la mayoría de ellos insistieron en conservar la participación política que ya tienen en el gobierno.

Las protestas del domingo fueron pacíficas en su mayor parte, pero algunos manifestantes arrojaron botellas de agua y petardos a las fuerzas de seguridad que resguardaban el Parlamento. Tras un par de horas, los agentes echaron a los inconformes, utilizando porras y gases lacrimógenos para dispersarlos.

Cientos permanecieron en el centro de Beirut, pero comenzaron a mostrar divisiones entre ellos. Algunos promovían la confrontación con la policía para expresar su enojo ante la represión y la actitud gubernamental renuente a los cambios.

“Tenemos que recuperar a nuestro país de esta ocupación”, declaró un manifestante enfurecido, refiriéndose a lo que dijo era un gobierno corrupto en el poder desde hace décadas. Otro le dijo a la televisora Al-Jadeed que los manifestantes iniciaron las fricciones el domingo “en reacción a la injusta represión” del día previo.

La enorme multitud que se reunió pacíficamente horas antes ese día se había dispersado al anochecer. De todas formas, muchos manifestantes utilizaron macetas y recipientes para erigir una barricada en la calle.

Las fuerzas de seguridad persiguieron a los inconformes en el centro de Beirut, disparándoles gases lacrimógenos y balas de goma. Algunos se ocultaron en el área comercial que circunda al Parlamento, y otros con máscaras apedrearon a los policías. Varias personas resultaron heridas por las piedras, incluyendo a un fotógrafo noticioso.

Durante la noche del sábado al domingo se llevó a cabo una de las represiones más crudas a manifestantes desde que comenzaron las protestas antigubernamentales hace dos meses. Los enfrentamientos nocturnos en Beirut dejaron más de 130 heridos, según la Cruz Roja y la Defensa Civil libanesa. La Cruz Roja indicó que no había heridos graves, y que la mayor parte de ellos fueron atendidos en el lugar.

Por otro lado, agresores en el norte de Líbano les prendieron fuego a las oficinas de dos importantes partidos políticos el domingo en la madrugada, indicó la Agencia Nacional de Noticias, operada por el gobierno.

En uno de los ataques, los agresores rompieron ventanas e incendiaron la oficina local del partido político de Hariri en la ciudad de Kharibet al-Jindi, en el distrito norteño de Akkar.

En otro ataque en Akkar, los atacantes irrumpieron en la oficina local del partido más grande del Parlamento, del cual es miembro el presidente Michel Aoun y es encabezado por el canciller Gebran Bassil. Los muebles en la oficina en la ciudad de Jedidat al-Juma fueron destruidos y quemados, indicó el partido.