Este viernes Argentina alcanza los 77 días de encierro obligatorio, uno más que la ciudad china donde comenzó el brote, y el gobierno anunció que la medida se extenderá al menos hasta el 28 de junio, es decir, hasta alcanzar un total de 100 días.
Los expertos coinciden en que el «aislamiento social, preventivo y obligatorio» decretado por el presidente Alberto Fernández el 20 de marzo ha servido para contener la pandemia.
Hasta el jueves 4 de junio, el país registraba 588 muertes, 12,8 por cada millón de habitantes, a causa del coronavirus.
Pero algunas de las cosas que hicieron que la cuarentena argentina sea tan exitosa -principalmente su extensión y rigidez- también han provocado otras polémicas
Si bien en las regiones del país con bajo o nulo nivel de transmisión se han flexibilizado las restricciones, en los principales centros urbanos, sobre todo en Buenos Aires, el corazón demográfico y productivo del país, -donde se concentra el 90% de los cerca de 19.000 casos confirmados- el confinamiento continúa.
Según el Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa), en la región metropolitana, donde vive cerca del 40% de la población argentina, la mitad de los ciudadanos no asiste al trabajo desde hace 11 semanas.
La cuarentena argentina también es una de las más estrictas del mundo.
A diferencia de lo que ocurrió en muchos países, que permitieron y hasta incentivaron a la población a salir a tomar aire y sol una vez al día, en las zonas más pobladas los argentinos no pueden realizar salidas recreativas.
El presidente Alberto Fernández, que es asesorado por un comité de infectólogos e epidemiólogos, pero ha descartado convocar a asesores económicos -«porque su voluntad no es necesariamente salvar vidas», según dijo-, también ha tomado otras polémicas medidas para paliar la crisis.