Seis agentes de la inteligencia militar rusa (GRU) acusados en Estados Unidos de perpetrar el despliegue mundial de malware destructivo y otras acciones disruptivas en el ciberespacio.
El Departamento de Justicia estadounidense considera que estos seis funcionarios, residentes en Rusia, serían responsables de la ronda de ciberataques, lanzada durante las elecciones presidenciales francesas en 2017, los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 en los que la delegación rusa no pudo participar por las acusaciones de dopaje.
También de la injerencia en las estadounidenses de 2016, con el robo de material informático al Partido Demócrata.
«Ningún país ha utilizado sus capacidades informáticas tan maliciosa o irresponsablemente como Rusia, y causando de manera deliberada daños sin precedentes para lograr pequeñas ventajas tácticas y satisfaciendo ataques de rencor», ha explicado el fiscal general asistente de Seguridad Nacional, John C. Demers.
Las acusaciones presentadas ante un tribunal federal de Pittsburgh son por presuntos delitos de «conspiración, piratería informática, fraude, robo de identidades y registro falso de un nombre de dominio».
Estos piratas informáticos de GRU y sus co-conspiradores participaron en intrusiones y ataques informáticos destinados a apoyar los esfuerzos del gobierno ruso para socavar, tomar represalias o desestabilizar de otra manera a: Ucrania; Georgia; Las elecciones en Francia; Los esfuerzos para responsabilizar a Rusia por el uso de un agente nervioso apto para armas, Novichok, en suelo extranjero; y los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018.
El departamento de Justicia dijo que los ataques informáticos utilizaron algunos de los programas maliciosos más destructivos del mundo hasta la fecha, incluidos: KillDisk e Industroyer, NotPetya, y Olympic Destroyer. La acusación formal es por conspiración, piratería informática, fraude electrónico, robo de identidad agravado y registro falso de un nombre de dominio.
Según la acusación, a partir de noviembre de 2015 o alrededor de esa fecha y hasta al menos alrededor de octubre de 2019, los acusados y sus co-conspiradores desplegaron malware destructivo y tomaron otras acciones disruptivas, para el beneficio estratégico de Rusia, a través del acceso no autorizado a la víctima. Computadoras (piratería).