La nueva caravana de migrantes que salió la semana pasada desde la ciudad de San Pedro Sula en Honduras, con el objetivo llegar a Estados Unidos, está varada en la frontera con Guatemala, donde las autoridades de ese país tratan de impedir su paso.
El primer grupo de aproximadamente 150 personas salió el jueves 14 de enero hacia la frontera El Corinto, en el departamento de Izabal, sin embargo, durante la mañana del día siguiente no se les permitió el paso y fueron retornados en autobuses del Ejército guatemalteco hacia la región central de Honduras.
En la mañana del viernes 15 de enero, un grupo más fuerte, se dirigió a la frontera de El Florido. Eran aproximadamente 3.000 hondureños que llegaron ya en horas de la noche y lograron cruzar por la fuerza, sin cumplir con los requisitos solicitados por autoridades migratorias.
Guatemala les exige que se registren con su documento de identificación y su prueba negativa de COVID-19. Sin embargo, eran muchos y no pudieron ser detenidos. Esa misma noche caminaron hacia la cabecera de Chiquimula, donde pasaron la noche.
Mientras tanto, otro grupo de las mismas proporciones se movilizaba desde Copán, Honduras, hacia la misma frontera. Entraron a territorio guatemalteco durante la madrugada del sábado 16 de enero y se unieron con el grupo anterior, para sumar más de 6.000 personas.
Ese mismo día, pasadas las 11:00 horas, un último grupo de migrantes ingresó por el mismo punto fronterizo El Florido. Todos los grupos de migrantes están formados por una mayoría de hombres, pero también por mujeres y niños de todas edades, incluso bebés en sus coches.
Ante la masiva afluencia de migrantes en territorio guatemalteco, elementos de la Policía Nacional Civil y el Ejército tenían instaladas barreras humanas para evitar el desplazamiento, sin embargo, no era suficiente por la cantidad de personas que formaban cada grupo de la caravana.

El Instituto Guatemalteco de Migración estima que, para esa hora, una cifra entre 7.000 y 8.000 migrantes habían entrado a territorio guatemalteco de forma irregular. La mayoría caminaba por la carretera sin separarse de los demás, para continuar su trayecto sin que las autoridades de seguridad los detuviera.
Primer enfrentamiento
La situación se tornó violenta al llegar al kilómetro 177 en Vado Hondo, jurisdicción del departamento de Chiquimula, donde había un puesto de control migratorio.
Miembros del Ejército estaban custodiando en fila a lo ancho de la carretera para impedir el paso de quienes no se registraran debidamente, pero entonces, la multitud empezó a romper la barrera para cruzar por la fuerza.
Algunos lograron hacerlo y avanzar de forma individual. Las autoridades de migración insistían en el registro de los migrantes. Ese grupo permaneció ahí durante toda la noche, mientras los que lograron cruzar la barrera eran ubicados más adelante en los puestos de control migratorio instalados.

Segundo enfrentamiento
Durante la mañana del domingo 17 se registró un nuevo enfrentamiento entre migrantes y soldados guatemaltecos.
El último grupo grande se unió a los que permanecieron en el kilómetro 177 en Vado Hondo, Chiquimula, y nuevamente intentaron cruzar por la fuerza, rompiendo la barrera humana que había sido reforzada con mayor número de soldados.
En el enfrentamiento, los soldados repelieron a la multitud con golpes, mientras también eran atacados con piedras. Como resultado, varios migrantes resultaron con heridas, así como personal del ejército y de Migración.
En el lugar había presencia de policías de las fuerzas especiales para evitar el paso de los migrantes en una segunda barrera. Mientras tanto, el paso de vehículos permaneció totalmente suspendido, pues la carretera estaba ocupada con la masiva caravana y la fuerte cantidad de elementos de seguridad.
