Continúan las protestas violentas en Colombia

La escalada de la violencia en todo el país, teniendo el epicentro de todas las protestas violentas la ciudad de Cali, con carreteras bloqueadas, cientos de edificios públicos y privados quemados y destruidos.

Crisis que el gobierno en el poder no a podido controlar, atribuyéndole la violencia a infiltrados de grupos guerrilleros y terroristas, así como a vándalos que aprovechan para saquear el comercio.

El gobierno a reaccionado con la militarización de las calles. El jefe del ejército, el general Eduardo Zapateiro, llegó a Cali para liderar lo que llama la «recuperación de la ciudad».

Cali tiene un flujo de armas inusual: aunque no existen cifras consolidadas de armas por habitante, las autoridades incautan cientos cada mes.

Además, pese a que logró reducir los homicidios en un 30% en las últimas dos décadas, la capital del Valle del Cauca es la más peligrosa de Colombia con 45,1 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2019, según cifras oficiales.

Parte de su incapacidad de acabar con la violencia se debe a que se encuentra ubicada entre los tres de regiones afectadas por el conflicto, el narcotráfico y el desplazamiento: el Chocó, el Cauca y el Valle del Cauca.

Y eso, según los expertos, ha contribuido a que la versión más violenta de esta nueva ola de protesta se dé en esa ciudad.

Si bien muchos están en las calles protestando, la mayoría está su casa sin poder salir. Los camiones no pueden llegar a las ciudades. Los anaqueles en los supermercados empiezan a mostrar una escasez rara para un país acostumbrado a la estabilidad política y económica.

Ahora las cifras de fallecidos están por encima de 20 y los militares están en las calles reprimiendo protestas.

La falta de información consolidada sobre lo que ocurre en las calles, sobre todo en Cali, ha contribuido a la sensación de zozobra y profundizado la polarización entre los colombianos, apuntan los analistas.

Fuente BBC.