Por: Redacción YSKL
El Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), presentó este miércoles los resultados del estudio “Prácticas Agroecológicas, con Mayor Resiliencia al Cambio Climático de Corredores Secos de Santa Clara, San Vicente”.
Son 25 municipios que convergen en el corredor seco del país, entre estos Santa Clara, pero desde el 2018, el CESTA ha desarrollado junto a las comunidades un modelo de producción agroecológica, que con la emergencia del coronavirus y medidas restrictivas como la cuarentena, sirvió de apoyo a 310 familias para contar con sus propios alimentos e incluso, potenció la economía local.
Dicha investigación, que se llevó a cabo entre 2020 a 2021, evidenció que, por la pandemia del COVID-19, que afectó considerablemente la importación de productos agroquímicos también se tradujo en una mejor calidad de los cultivos, pues se prescindieron estos insumos.
“Es posible producir de forma agroecológica en corredor seco. Hemos encontrado prácticas como la agricultura tradicional que ha hecho que las familias puedan sobrevivir incluso durante el encierro que tuvimos por la cuarentena. Encontramos una diversificación de árboles frutales y especies en peligro de extinción que en la zona había antes pero se fue recuperando. Hay beneficios, como leña, fruta, los árboles que dan un clima diferente y alimentan los mantos acuíferos”, explicó Walter Gómez del Programa de Soberanía Alimentaria del CESTA.
El experto apuntó que además de la producción de parcelas, ayudará a la recolección de agua lluvia y la alimentación de mantos acuíferos, “es importante remarcar que prevenimos a que la población se exponga a la contaminación que generan los productos que entran en contacto con agroquímicos, como la insuficiencia renal, enfermedades de la piel y otras derivadas”.
“El estudio arrojó que no había necesidad de salir porque en la parcela había lo necesario; chile, tomate, pepinos, hierbas de olor, cilantro, ajos y muchas otras hortalizas que permitió a las familias pasar la cuarentena más cómodamente”, añadió el especialista.
No obstante, la investigación arrojó otros hallazgos, por el cambio climático y las estaciones irregulares de lluvias, muchas comunidades de Santa Clara fueron afectadas en el desabastecimiento de agua, que también propició el aumento de plagas.
“El agua es una gran limitante en esta zona de corredor seco, esta práctica (huertos agroecológicos) ha sido determinante para mejorar los mantos acuíferos”, destacó.
Las comunidades lograron cultivar en terrenos rocosos, ayote, yuca, zanahorias, guineos, achiote, chiles y limones. Utilizando fertilizantes orgánicos a base de jabón, cal, cenizas, chile. Estos son diluidos en agua y son esparcidos entre los cultivos para alejar las plagas.
Asimismo, los ambientalistas señalaron que la industria cañera ha encontrado un nicho enorme para cultivar en la zona. El Ingenio Jiboa ha instalado varios monocultivos en campos del municipio, supuestamente, sin la debida regulación para disponer de los desechos de las cosechas.
Entre las conclusiones del estudio, el CESTA exhortó a la Asamblea Legislativa a crear leyes que den paso a la agricultura familiar de pequeña escala, por los beneficios que conlleva a la economía local, medio ambiente y salud de los pobladores de la zona rural. Además, una ley que permita la utilización del agua en este tipo de iniciativas.