Por Redacción YSKL
El fallecimiento del papa Francisco este 21 de abril de 2025 marca el inicio del periodo conocido como vacante apostólica en la Iglesia católica.
Según lo establece la constitución apostólica Universi Dominici Gregis («De toda la grey del Señor», en latín), este tiempo se extiende hasta la elección del nuevo pontífice en un cónclave que será convocado por el Colegio Cardenalicio.
La administración temporal de la Santa Sede recae ahora en manos del cardenal camarlengo, Kevin Farrell, quien tiene a su cargo la confirmación oficial del fallecimiento del pontífice y la gestión de los asuntos temporales del Vaticano.
Entre sus atribuciones también está retirar el anillo del pescador y sellar los aposentos papales, ritos que marcan formalmente el inicio del periodo de sede vacante.
¿Qué debes saber sobre el proceso?
- La elección del nuevo papa se realizará en un cónclave con 135 cardenales electores.
- Francisco dispuso ser enterrado en Santa María la Mayor, en lugar de la Basílica de San Pedro.
- El cardenal camarlengo y el decano del Colegio Cardenalicio tienen funciones clave en la organización del cónclave.
- El proceso de votación requiere una mayoría de dos tercios.
- Francisco había dejado instrucciones claras sobre un funeral sin pompa ni majestad.
Francisco pidió ser sepultado en Santa María la Mayor, en ruptura con la tradición
En una decisión poco común en la historia reciente del papado, Francisco había dejado instrucciones precisas sobre su lugar de entierro.
«Cuando llegue el momento, no seré enterrado en la Basílica de San Pedro, sino en Santa María la Mayor», escribió en su autobiografía Esperanza, publicada en enero de 2025.
Añadió que el Vaticano había sido su «último lugar de trabajo en la Tierra», pero no su destino final.
La basílica de Santa María la Mayor, uno de los templos más antiguos de Roma y con estatus extraterritorial del Vaticano, sería el lugar donde repose el cuerpo del pontífice.
Durante su vida, Francisco acudió en múltiples ocasiones a este lugar de oración.
En sus palabras, quería descansar «muy cerca de la Regina della Pace», una estatua mariana ante la cual oró «más de cien veces» durante su pontificado.
Con esta decisión, Francisco se convertiría en el primer papa en casi 150 años que no es enterrado en la Basílica de San Pedro.
El caso más cercano es el de Pío IX, cuyo cuerpo fue trasladado a San Lorenzo Extramuros tres años después de su fallecimiento.
Procedimientos tras la muerte del papa
Tras la confirmación del deceso, el Vaticano ha puesto en marcha los procedimientos previstos por la legislación canónica.
Las congregaciones generales, compuestas por cardenales electores y no electores, se reúnen diariamente para preparar el cónclave y atender asuntos urgentes de la Iglesia.
El cónclave deberá iniciar entre 15 y 20 días después del fallecimiento del papa.
Sin embargo, desde 2013, los cardenales pueden acordar en congregación general adelantar la fecha, si consideran que todos los electores están presentes en Roma.
La misa Pro Eligendo Papa («Para la elección del Papa», según su traducción del latín), celebrada antes del cónclave, será dirigida por el Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias, monseñor Diego Ravelli.
Durante el cónclave, los cardenales electores deberán observar un estricto aislamiento, con prohibición total del uso de dispositivos electrónicos y cualquier forma de comunicación con el exterior.
Estas medidas tienen como propósito garantizar la confidencialidad del proceso.
Composición del Colegio de Cardenales y dinámica de votación
El cónclave estará compuesto por 135 cardenales electores, distribuidos por regiones geográficas de la siguiente manera:
Europa (57), África (22), América del Sur (21), América del Norte (18), Asia (12), América Central (3) y Oceanía (2).
De estos, 61 fueron nombrados por el propio Francisco, 25 por Benedicto XVI y 49 por Juan Pablo II.
Esta distribución refleja tanto la continuidad del legado de Francisco como la diversidad geográfica creciente del Colegio Cardenalicio.
Para ser elegido, el nuevo papa debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Las rondas de votación se realizan hasta que se alcanza este umbral. Al recibir la aceptación del candidato electo, el acto concluye jurídicamente con su consentimiento.
Posteriormente, el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, será el encargado de anunciar el resultado al mundo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro con la fórmula tradicional: “Habemus Papam” («Tenemos un Papa», en latín).
Funciones específicas durante la sede vacante
Durante este periodo, el gobierno de la Iglesia no recae en una sola figura, sino que es ejercido de manera colectiva por el Colegio Cardenalicio.
El camarlengo, además de confirmar la muerte del papa, administra los bienes y propiedades del Vaticano hasta que se elija un sucesor. Por su parte, el decano del Colegio de Cardenales convoca a los cardenales electores y coordina las reuniones preparatorias.
El Maestro de Ceremonias Litúrgicas supervisa las actividades religiosas del periodo, incluida la organización del funeral papal y la mencionada misa previa al cónclave.
El legado y la influencia de Francisco en la próxima elección
Francisco deja tras de sí no solo reformas administrativas y pastorales, sino también una fuerte influencia sobre el cuerpo que elegirá a su sucesor.
De los 135 electores actuales, la mayoría, 61, fueron designados por él, lo que podría inclinar la elección hacia un perfil que continúe sus líneas de pensamiento y acción.
No obstante, el equilibrio entre cardenales nombrados por diferentes pontífices también deja abierta la posibilidad de un cambio de dirección.
Entre los posibles papables mencionados por analistas figuran los cardenales Matteo Zuppi (Italia), Peter Erdő (Hungría), Luis Antonio Tagle (Filipinas), Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo), Christoph Schönborn (Austria) y Jean-Marc Aveline (Francia), aunque el resultado del cónclave es, por naturaleza, impredecible.
Un nuevo capítulo para la Iglesia católica
La elección del próximo papa abrirá un nuevo ciclo para la Iglesia católica, influenciado tanto por el legado de Francisco como por los desafíos contemporáneos.
Mientras tanto, el proceso de preparación avanza bajo la estricta normativa canónica y el simbolismo de siglos de tradición.
La comunidad católica y la opinión pública internacional permanecen atentas al desarrollo del cónclave, que se perfila como un momento definitorio para el futuro del Vaticano.