Censo BCR: Menos de 2,000 personas hablan lenguas originarias en El Salvador

Por: Redacción YSKL

El reciente Censo 2024 del Banco Central de Reserva (BCR) ha ofrecido una perspectiva sobre el plurilingüismo en El Salvador, revelando que, si bien una porción de la población domina una segunda lengua, las lenguas originarias prehispánicas luchan por su supervivencia. El estudio señala que 427,368 salvadoreños mayores de tres años (el 7.58% de este grupo etario) se comunican en un idioma adicional al español y la Lengua de Señas Salvadoreña (LESSA), las dos lenguas oficiales del país.

El inglés se posiciona como la segunda lengua más hablada, con 414,887 usuarios, seguido del francés, con 16,741. No obstante, el censo también contabilizó a un reducido número de hablantes de lenguas indígenas, vestigios de las raíces ancestrales que aún persisten en el territorio nacional de manera precaria.

Específicamente, el náhuat registra 1,135 hablantes en El Salvador, mientras que el potón (también conocido como lenca) apenas alcanza a 32 personas, y el pisbi o cacaopera, propio del pueblo Kakawira o Cacaopera en Morazán, cuenta con tan solo 24. Esta exigua cantidad de hablantes sitúa a estas tres lenguas al borde de la extinción. En particular, el potón y el pisbi, al carecer de una comunidad natural de hablantes, son consideradas extintas bajo ciertos criterios lingüísticos.

Aunque el Censo 2024 no detalla la ubicación precisa de los hablantes, se presume que el potón y el pisbi se concentran históricamente en Morazán. Investigaciones previas de la lingüista Consuelo Roque, de la Universidad de El Salvador, documentaron la presencia del potón en Guatajiagua y del cacaopera en la zona que hoy conforma el municipio de Morazán Norte. Sin embargo, informes recientes identifican a Mario Salvador Hernández, de origen lenca, como el último hablante nativo de potón en todo el país.

El náhuat, por su parte, se distingue como la única lengua indígena viva de El Salvador, manteniendo representantes en municipios occidentales como Tacuba (Ahuachapán), Witzapan (Santo Domingo de Guzmán), Cuisnahuat y Nahuizalco (Sonsonate), además de neohablantes en San Salvador. En los últimos años, se han implementado diversas campañas de revitalización para intentar preservar estas lenguas maternas. Organizaciones como el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS) han desarrollado materiales didácticos, incluyendo formatos de audio, para fomentar el aprendizaje del lenca y el cacaopera.

El BCR, en su informe censal, se refiere a esta lengua como «náhuatl», diferenciándola del náhuatl clásico. La Secretaría de Cultura de San Salvador ha advertido sobre el peligro de desaparición del náhuat pipil debido a la interrupción de la transmisión generacional, la disminución de su uso en la vida cotidiana, la escasez de materiales educativos y la falta de políticas gubernamentales para su amparo y promoción.

Ante esta situación, colectivos indígenas han insistido enérgicamente en la necesidad de que el Estado reconozca legalmente las lenguas náhuat, potón y pisbi. Esta petición fue presentada al vicepresidente Félix Ulloa en julio de 2023, junto con la solicitud de incluir los derechos de la juventud indígena y de impulsar una agenda indígena integral. Jesús Amadeo, del CCNIS, exhortó a los órganos Ejecutivo y Legislativo a convertir estas demandas en leyes.

Si bien el borrador de la reforma constitucional entregado a la Presidencia contempla la protección de los conocimientos ancestrales en medicina y la creación de un Consejo Nacional de Pueblos Indígenas para salvaguardar su patrimonio cultural, no aborda directamente el reconocimiento legal de las lenguas. La Constitución salvadoreña actual ya reconoce a los pueblos indígenas y establece la adopción de políticas para el mantenimiento y desarrollo de su identidad cultural.

El Censo 2024 también confirma que el 1.1% de la población salvadoreña, equivalente a 68,148 personas, se identifica como indígena. La mayoría de este grupo se reconoce como nahua pipil (43.2%), seguido por los lencas (20.4%) y los kakawiras (9.2%). Otros pueblos con menor representación incluyen los maya chortí, maya pocomames, xinca, mangue, mixe y alagüilac. Un 12.6% de quienes se consideran indígenas no especificaron su etnia. El censo también registró a 25,691 personas como afrodescendientes.

Los datos del reciente censo del BCR ponen de manifiesto la crítica situación en la que se encuentran las lenguas originarias de El Salvador, resaltando la urgencia de implementar acciones concretas para su revitalización y preservación como un componente fundamental del patrimonio cultural intangible de la nación.