Por: DW
Miles de indígenas marcharon por Brasilia hacia la sede del Gobierno, donde el presidente Luiz Inácio Lula da Silva recibió a una delegación que le reclamó una mayor celeridad en la regularización de las tierras que ocupan desde hace siglos en Brasil.
Esas y otras reivindicaciones fueron volcadas en un documento entregado por unos cuarenta líderes de los pueblos originarios, que fueron recibidos por Lula y la ministra de los Pueblos Indígenas, Sônia Guajajara, junto a otros miembros del gabinete en el Palacio presidencial de Planalto.
«Tengo el deber moral y el compromiso de por vida de hacer todo lo posible, e incluso lo imposible, para minimizar el sufrimiento de los pueblos indígenas y garantizar sus derechos», afirmó Lula en sus redes sociales tras el encuentro.
El texto también le pide al Gobierno «un mayor empeño político» frente a la mayoría conservadora del Parlamento, a la que acusa de promover una «agenda» contraria a los indígenas y a la protección de la Amazonía y otros biomas habitados por los pueblos originarios.
La Articulación de los Pueblos Indígenas (Apib) calculó que en la marcha, que transcurrió pacíficamente, participaron cerca de 9.000 indígenas que salieron del Campamento Tierra Libre, a unos dos kilómetros del palacio presidencial y que reúne esta semana a representantes de unas doscientas etnias.
Mientras duró la reunión con Lula, los manifestantes permanecieron a las puertas de la sede del Gobierno en medio de rituales indígenas y en un clima de fiesta pero también combativo, en defensa de sus territorios.
Demarcaciones retomadas, pero no del todo
Según datos oficiales, los indígenas ocupan cerca del 14 % del territorio nacional, representado por unas 600 áreas ya delimitadas, a las que se pueden sumar otras 120 que aún son analizadas.
La demarcación de tierras indígenas, una obligación del Estado según la Constitución, estuvo suspendida entre 2019 y 2022, durante la gestión del entonces presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, y fue retomada el año pasado por el Gobierno de Lula.
Sin embargo, de los catorce territorios listos para demarcación, el Gobierno hasta ahora ha regularizado diez y los otros cuatro están pendientes de una negociación, pues actualmente están ocupados por hacendados que, en el pasado, expulsaron a los indígenas.
Lula señaló en su mensaje en X que no fue «fácil reconstruir la política indígena» tras el mandato de Bolsonaro, aunque se mostró «satisfecho con lo realizado hasta ahora» y garantizó que su Gobierno trabajará «aún más duro» por los pueblos originarios.
El Campamento Tierra Libre concluirá este viernes, cuando una delegación de indígenas será recibida por magistrados de la Corte Suprema.