Por: Redacción YSKL
Este martes, la Universidad de El Salvador (UES), se pronunció en el contexto de la discusión sobre la derogatoria de la Ley Contra la Minería y el inicio de las actividades extractivas en el país.
Invocando la Constitución de la República, la Asamblea General Universitaria (AGU), recordó que la Carta Magna, establece el derecho a la salud pública, y citó el artículo 117 que reza que es deber del Estado proteger los recursos naturales.
«Las actividades mineras, sin importar su escala o tipo, generan impactos ambientales. La preocupación por estos efectos y su potencial amenaza a la salud pública han llevado a El Salvador, a convertirse en el único país del mundo en prohibir la minería metálica (…) La exposición a metales pesados y químicos utilizados en la minería puede causar enfermedades graves, como insuficiencia renal, problemas respiratorios, trastornos neurológicos e incluso cáncer.», señalan.
A mediados de Noviembre, el Presidente Nayib Bukele hizo pública su postura sobre retomar la minería, considerando que el país se encuentra bajo el círculo de fuego, una zona especial en donde yacen depósitos de oro y metales usados para tecnologías de la cuarta y quinta revolución industrial.
«Somos el ÚNICO país en el mundo con una prohibición total de la minería metálica, algo que ningún otro país aplica. ¡Absurdo! Esta riqueza, dada por Dios, puede ser aprovechada de manera responsable para llevar un desarrollo económico y social sin precedentes a nuestro pueblo. DIOS COLOCÓ UN GIGANTESCO TESORO BAJO NUESTROS PIES: El Salvador tiene potencialmente los depósitos de oro con mayor densidad por km² en el mundo», aseveró, a través de su cuenta de X.
En ese contexto, la UES señaló que a pesar de las ventajas económicas, «los costos sociales y ambientales asociados con la minería son extremadamente altos, en términos requerimientos energéticos, un consumo exorbitante de agua, la deforestación de extensas zonas, y la contaminación residual de suelos, fuentes de agua y aire».
Por otra parte, puntualizan que en El Salvador, las áreas de potencial minero coinciden con zonas de alta densidad poblacional y recursos hídricos en estado crítico.
«La extracción de metales demandará de grandes cantidades de agua y la aplicación de sustancias químicas tóxicas, como el cianuro y el arsénico, lo que genera grave riesgo de contaminación de ríos y acuiferos. Desde una perspectiva social, la minería ha sido fuente de conflictos. Las comunidades afectadas han enfrentado amenazas, desplazamientos forzados y violaciones de derechos humanos. Además, los ingresos generados por la minería metálica en el país y en otros países, han demostrado ser volátiles y suelen beneficiar mucho más a las empresas extranjeras que a las economías locales, sin que tampoco estas empresas se lleguen a responsabilizar por el daño ambiental provocado, que puede ser inconmensurable y llevar muchas décadas y hasta siglos para su recuperación», indica el pronunciamiento.
Recalcan que la contaminación del suelo y agua recaerá en la parte alta y media de la cuenca del Río Lempa, que representa aproximadamente el 53% del territorio nacional, donde se encuentran los recursos hídricos superficiales y subterráneos de los que depende más del 50% de la población salvadoreña.
«El oro que se puede encontrar en el subsuelo salvadoreño, es en gran medida oro de baja densidad, y por tanto se requiere extraer la roca en la que se encuentra diluido, se necesitaria pulverizar de 10 a 20 toneladas de roca, para obtener en promedio una onza de oro. Esta separación del oro de la roca, requiere también el uso de no menos de 40 m3 de agua por onza de oro, a la cual se agregan varios litros de Arsénico o Cianuro y Mercurio, para solubilizar los átomos de oro y que sean lixiviados (arrastrados en el líquido), para su posterior obtención». «Al final del proceso tenemos 10 o más toneladas de material pétreo contaminado, por cada onza de oro. Si se dice que el potencial minero es de 50 millones de onzas de oro en el subsuelo, es fácil calcular que se tendrá también como subproducto, al menos 500 millones de toneladas de desecho contaminado. En comparación, el volcán de Izalco tiene un tamaño aproximado de 154 millones de toneladas de roca, por tanto, con la extracción del oro, tendremos aproximadamente más de 3 montañas de desecho tóxico, cada una del tamaño del volcán de Izalco».
Por último exhortan al Presidente Nayib Bukele, desistir de «autorizar la exploración, explotación, extracción y/o procesamiento de minerales metálicos en El Salvador». Y
escuchar y tomar en consideración las «muestras de rechazo de múltiples sectores de la población salvadoreña».