FMLN pide al Gobierno de El Salvador explicar situación de connacionales migrantes en frontera EEUU-México

La Diputada Karina Sosa pidió al Gobierno información acerca de la situación que afrontan los salvadoreños que llegan a la frontera Méxicoestadounidense
La Diputada Karina Sosa pidió al Gobierno información acerca de la situación que afrontan los salvadoreños que llegan a la frontera Méxicoestadounidense

El partido FMLN presentó en la Cancillería de la República una solicitud de información de la situación de migrantes salvadoreños que han llegado a la frontera de México-Estados Unidos.

La Diputada Karina Sosa señaló que el Gobierno no ha dado más información en torno al tema, considerando que las autoridades de migración norteamericana, reporta un incremento en la llegada de connacionales, con deseos de ingresar, por la vía ilegal a suelo estadounidense.

“Esta es una crisis que se ha ido agudizando y tiene a la base el hecho de que, muchas personas que están en la frontera han pedido asilo desde hace algún tiempo a Estados Unidos y no ha habido respuesta, a eso sumémosle la migración de nuestros países en las últimas semanas”, manifestó la parlamentaria este miércoles.

Asimismo, la bancada del FMLN ha solicitado a Relaciones Exteriores que exijan información a Estados Unidos la situación de familias separadas producto de la migración ilegal, “hay mucho silencio en la autoridad salvadoreña, en relación a la condición de los migrantes, esperamos tener mayor respuesta posible, porque de esto se desprenderá de más acciones que podamos impulsar como Grupo Parlamentario”, advirtió la legisladora.

El aumento de niños migrantes en México ha crecido espectacularmente desde el inicio del año 2021 pasando de 380 a casi 3500 en tres meses, un incremento nueve veces superior, informó este martes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia durante una sesión informativa sobre la situación humanitaria en El Salvador, Guatemala y Honduras.

La directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, denunció este alarmante aumento y explicó que “estos niños llegan después de peligrosos viajes de hasta dos meses, solos, agotados y con miedo. A cada paso corren el riesgo de ser víctimas de la violencia y la explotación, del reclutamiento por parte de las bandas y de la trata, que se ha triplicado en los últimos 15 años”.

La situación de los menores se ve agravada por los cierres y restricciones causados por la COVID-19 con unos 11 millones de niños sin escolarizar que provocan la pérdida de todas las características de una infancia normal: aprendizaje, seguridad, rutina, esperanza.

La mitad de los niños viajan sin sus padres

“La comunidad mundial no puede hacer la vista gorda. Tampoco podemos esperar a que desaparezcan las causas fundamentales de la migración. Los niños necesitan nuestro apoyo ahora, tanto dentro de estos países como a través de las fronteras”, destacó.

UNICEF destaca que, en muchos albergues mexicanos, los niños, niñas y adolescentes representan al menos el 30% de la población migrante. La mitad de ellos han viajado sin sus padres, lo que supone la mayor proporción jamás registrada en México.

México se ha convertido en un país de origen, tránsito y retorno para estos niños, niñas y adolescentes migrantes que provienen en su mayoría de Honduras, Guatemala, El Salvador y México.

Por su parte, Fore destacó que UNICEF se compromete a hacer que la movilidad sea segura y a garantizar que se satisfagan las necesidades básicas.

«Trabajando codo con codo con los equipos humanitarios de los países y con los socios, estamos proporcionando atención sanitaria móvil, como vacunas y exámenes de nutrición y apoyo, así como vías alternativas a la educación”.

Añadió que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia proporciona refugio y espacios seguros para que las madres y los niños reciban asistencia, incluida la salud materna y neonatal.

«Y estamos llevando a cabo programas de localización y reunificación familiar para niños migrantes, con el fin de ponerlos en contacto con sus familiares y reintegrarlos de forma segura en sus comunidades de origen.   

El domingo 18 de abril, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló que para el próximo 15 de mayo el presidente Joe Biden estaría aumentando la cuota anual de refugiados que estableció su predecesor, Donald Trump, actualmente situada en 15.000. Sin embargo, no especificó en cuánto ascendería. El pronunciamiento fue hecho luego de que el viernes el mandatario estadounidense renovara la medida de la Administración anterior, al asegurar que era necesario debido a la actual crisis migratoria en la frontera, lo que generó una avalancha de críticas contra el demócrata.

A medida que aumentan las críticas sobre la decisión inicial de Joe Biden de renovar la histórica cuota baja de 15.000 refugiados al año establecida por Donald Trump, la Casa Blanca informó que el actual mandatario establecería un “límite final de refugiados y aumentado” para el resto de este año fiscal, antes del 15 de mayo.

El viernes, el presidente firmó una orden para mantener este año la cifra fijada por Trump, la menor desde que en 1980 entró en vigor la ley que regula este amparo. El actual jefe de Estado justificó la medida por los desafíos de la pandemia del Covid-19 y el alto flujo de migrantes en la frontera con México.

Esa decisión implicaría el incumplimiento de su promesa de aumentar a hasta 62.500 los refugiados admitidos durante este año fiscal que termina en septiembre. La avalancha de críticas contra el mandatario demócrata no se hizo esperar y el rechazo llegó por parte de miembros de su propio partido político y aliados en el Capitolio, así como de organizaciones de derechos humanos que han estado esperando que Biden revierta rápidamente la política de refugiados que dejó el ultraderechista Donald Trump para limitar la inmigración.

El segundo demócrata del Senado, Dick Durbin, calificó el límite inicial como «inaceptable» y el legislador Bob Menendez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, le dijo a Biden en una carta el viernes que su inacción «socava su propósito declarado de revertir las políticas de refugiados de su predecesor». Además, aseguró que con esa acción hace poco probable que el programa pueda alcanzar su objetivo para el próximo año presupuestario de 125.000 refugiados, al que Biden se ha comprometido.

Por su parte, Stephen Miller, un arquitecto clave de las políticas de inmigración de Trump, afirmó que mantener el límite de Trump «refleja la conciencia del Equipo Biden de que la inundación fronteriza causará pérdidas récord a mitad de período».

Biden justifica la baja cuota de refugiados por la crisis en la frontera con México

Aunque Biden justificó una cuota baja de refugiados debido al abrumador aumento de indocumentados que han llegado a la frontera de Estados Unidos con México en los últimos dos meses, hay quienes le recriminan, al indicar que el programa de admisión de refugiados es distinto al sistema de asilo para migrantes.

Un grupo de migrantes centroamericanos en busca de asilo en Estados Unidos permanecen cerca de un campo de béisbol después de cruzar el río Grande, desde México en balsas. En La Joya, Texas, Estados Unidos, el 19 de marzo de 2021. © Reuters/Adrees Latif

Los refugiados deben ser evaluados mientras aún están en el extranjero en espera de ser autorizados para ingresar a EE. UU., a diferencia de los migrantes que llegan a la frontera y luego solicitan asilo.

“Esta política cruel no es más aceptable ahora que durante la administración Trump (…) Para ser claros: el proceso de asilo en la frontera sur y el proceso de refugiados son sistemas de inmigración completamente separados. Combinar los dos constituye ceder a la política del miedo», dijo el senador demócrata por Connecticut, Richard Blumenthal.

Las declaraciones de Biden muestran que su enfoque cauteloso correspondería a la encrucijada en la que se encuentra frente a la inmigración. Desde que llegó al poder firmó una serie de órdenes ejecutivas en un intento por revocar duras medidas antimigración que rigieron en la era Trump.

Entre ellas, la creación de un grupo de trabajo para reunir a las familias de migrantes que fueron separadas en la frontera por la estrategia de «tolerancia cero» impuesta en 2018 por su antecesor, la revisión de la llamada regla de «carga pública», que dificulta que los inmigrantes más pobres obtengan la residencia, la reversión de la denominada norma “Quédate en México”, que obligaba a los solicitantes de asilo en Estados Unidos a esperar por la respuesta en un tercer país. Y la presentación de un proyecto de ley para un camino a la ciudadanía a alrededor de 11 millones de indocumentados que residen en su país.

Pero pronto surgió una cifra récord de indocumentados en la frontera con México. El arribo de extranjeros pasó de cerca de 7.000 el pasado enero a alrededor de 19.000 en febrero, de acuerdo con datos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), lo que demuestra un vertiginoso aumento desde que Biden llegó a la Casa Blanca.

En el círculo político de Washington, Biden ha sido responsabilizado de la situación y especialmente los republicanos le exigen detener la cuestión. Las recientes declaraciones de Biden apuntarían a compensar ese alto número de personas en la frontera con una tasa baja de refugiados. La vocera de la Casa Blanca admitió que ese es un “factor” y que el Gobierno trabaja para asegurarse de que haya capacidad para gestionar ambos asuntos.

«Vamos a aumentar el número (…) El problema era que la parte de los refugiados estaba trabajando en la crisis que terminó en la frontera con los jóvenes. No podíamos hacer dos cosas a la vez. Pero ahora vamos a aumentar el número”, afirmó Biden el viernes tras ser cuestionado por renovar la baja cuota de acogidos que dejó Trump.

Biden incluso utilizó la palabra “crisis” al explicar la medida, lo que causó sorpresa, pues hasta ahora su Gobierno había preferido referirse a la problemática como un “desafío”.

Los críticos de ambos lados del espectro político acusan al presidente de ceder ante las presiones.

Es “poco probable” que la cuota de este año fiscal aumente a más de 62.000 como había prometido Biden

El secretario de Estado, Antony Blinken, el mismo que el pasado 12 de febrero notificó al Congreso un plan para elevar el límite máximo de admisiones a 62.500, aseguró este domingo en una entrevista con la televisión local que es «difícil» que la cuota de refugiados que su país admite anualmente se eleve a esa cifra durante este año fiscal.

Blinken responsabilizó a la Administración anterior que no sea posible alcanzar esa meta, por haber heredado un sistema “roto”.

Un grupo de migrantes centroamericanos mira al agente de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. , José Martínez, al sur de la valla fronteriza México- Estados Unidos, el 6 de marzo de 2019 en El Paso, Texas. Lucy Nicholson / Reuters

En esa misma línea se refirió la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. «Dado el diezmado programa de admisión de refugiados que heredamos», ahora es «poco probable» que Biden pueda aumentar ese número a 62.500, como lo había propuesto en su plan al Congreso hace dos meses, indicó.

Ambos coincidieron, sin embargo, en que el Gobierno intentará aumentar en alguna medida la cifra, aunque no tan alto como se esperaba. Señalaron que Biden ha estado consultando con sus asesores para determinar qué número de refugiados podrían ser admitidos de manera realista en Estados Unidos entre ahora y el 30 de septiembre, el final del año fiscal.

«Podemos comenzar a traer a personas que han estado en trámites y que no pudieron entrar. Eso comienza hoy y lo revisaremos a mediados de mayo», subrayó Blinken.

Usualmente esa medida no requiere la aprobación del Congreso y los presidentes anteriores han emitido tales determinaciones que establecen el límite a las admisiones de refugiados poco después de la notificación al Congreso.